miércoles, 13 de marzo de 2013

Rompiendo paradigmas...



Hubo un tiempo en que alguien dijo que las reglas estaban para infringirlas. Y no hablo, en modo alguno, de violencia ni de enfrentamiento. Hablo simplemente, y con total inocencia, de cambio. De diferencias. ¿Y porqué no? ¿Porqué no pensar en ideas diferentes, motivadas por nuestra propia forma de pensar, por nuestra particular idea de las cosas?
Estamos agotados. Los padres que ven a sus hijos crecer en las mismas lógicas y perfecciones en las que ellos han sido educados; los hijos que vemos a nuestros padres, y queremos ser y crecer como ellos desde pequeños. Es la materialización de los tiempos. La eternidad de lo continuo. Lo lineal. Todo ha de tener su sentido. El sentido final, y por desgracia fatídico, de las cosas.
Pero hay que romper barreras. Fronteras psicológicas del pensamiento. Que no dejan de abrumarnos, y de ser molestas. ¿Y nos mirarán? Seguro que sí. No lo dudéis en absoluto. Pero qué mejor manera de aprender en la vida que a través de la diferencia. Es lo que nos hace humanos, y ciertamente únicos. Es necesario.

¿Y si rompemos paradigmas? Con fuertes varas. De acero puro y pesado. Destrozando cristales opacos que no dejan de repetir y repetir lo que ya sabemos. ¿Y qué es de lo que no se sabe, qué es mucho? ¿Qué es de todo aquello que es diferente y no se sabe? Pues de ello es nada. Así de fácil. Por que lo que tiene poco interés, nadie quiere saber nada. Es cosa de apestados, de gente que no piensa "normal", de algunos pocos que van contracorriente. ¡Pues tampoco se va tan mal río arriba! Nadie nos molesta ni yo molesto a nadie. Pero es verdad que el esfuerzo siempre a de ser mayor. Siempre. Pero la gratificación es enorme. Por que siempre hay premio al final del camino. Pedregoso, duro y recortado; pero a la postre gentil y enorgulleciente.
¿Porqué ser futbolista, ingeniero o piloto de avión? ¿Qué tiene de malo ser cualquier otra cosa? Yo soñaba de pequeño con ser uno de aquellos afortunados que viajaban de noche en grandes camiones. Mientras todo el mundo dormía. Con olor a árboles. Bajo la humedad y la brisa de la noche valenciana. Y trabajar cada día, con la luna alumbrando, colgado de aquellos salientes traseros del camión de la basura . Dándome el aire, y conversando con mi compañero. Sí. Era mi sueño. Y aún lo conservo. ¿Y qué me dicen de ser artista o bohemio? No, no. Usted no está en lo acertado. Lo normal es otra cosa. Lo normal es lo que piensa el 90% de la población. ¿Y qué es de ese 10%? ¿Acaso no saben que el gran Miguel Ángel Buonarrote, Leonardo da Vinci, Charles Darwin o Walt Disney fueron tratados como locos en su época? ¿Piensan de veras, que de las ideas republicadas y amasadas con los años se extrae algo importante? ¿Algo realmente valioso? Pues les pido mil disculpas, pero no es así.
Yo quiero romper paradigmas. Y amo romperlos, "trencar amb els meus dits i les meues mans tot el que tinc davant". Luchamos toda una vida. ¿Para ser quién? ¿Quién queremos o quién en realidad quieren que seamos? Lo mejor es que sigamos nuestro camino de la mejor manera posible. Yo he tenido la suerte de encontrarlo, y de limarlo de asperezas. De cubrir sus fisuras y aplanarlo. Pero repito que no es fácil. ¡Y lo que me queda todavía! Pero lo intento. Procuro vivir en la diferencia, y en el cambio. En ello me va la vida. Deseo lo extraño, y lo casual. Amo lo que es anormal. En ello radica nuestra existencia.
Debemos construir sociedades justas, y ciudadanos buenos. Donde los ideales sean hacer el bien. Y cada uno a su manera, ante la libertad de ejercer sus ideales. Es la mejor manera. La imposición no lleva a nada. Solo al castigo, la repudia y el olvido. En cambio, la identidad lleva al todo. Si dejamos llevar nuestros corazones por todo esto, las cosas pueden cambiar. Y no importa de qué manera nos miren, o qué digan de nosotros, o qué problemas nos aparezcan en el camino. De verdad que no importa. Por que lo verdaderamente vital en la existencia de cada uno, es sentirse realizado. Seremos conscientes de lo que vale la vida, solo entonces.
Me gustaría acabar con una cita de la película "El indomable Will Hunting", que dice así:
- Si te pregunto algo sobre arte, me responderás con datos de todos los libros que se han escrito. Miguel Ángel. Lo sabes todo. Vida y obra. Aspiraciones políticas, su amistad con el papa, su orientacion sexual, lo que haga falta, ¿no? Pero tu no puedes decirme como huele la Capilla Sixtina. Nunca has estado allí y has contemplado ese hermoso techo. No lo has visto.
 Recomiendo las siguientes obras.

- El Club de los Poetas Muertos.
- El indomable Will Hunting.
- El Principito.

Este artículo está dedicado a mi tío Toni. Que descanse en paz...

1 comentario:

  1. Hoy es un buen momento para empezar. Me alegro mucho Rubén que cada vez seamos mas los que vemos claro. Que bien sabe esta reconquista de nuestro territorio, ahora a disfrutar cada minuto como si fuera el último y a escribir la historia dejando huella. Enhorabuena por este artículo, la pasión con la que escribes es contagiosa y por eso importante. Saludos, Marina.

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