miércoles, 29 de septiembre de 2010

Restos de la Historia, por Rubén Vicente Zamora Gómez, 2010 Copyright.

PRÓLOGO A LA LECTURA

Las personas que nos deparan a lo largo de esta novela son personas fuera de lo común, diferentes a lo que nosotros podemos entender como “común”. No son las propias de cualquier historia o cuento que nos hayan podido leer o hayamos gozado de su lectura; o que hayamos encontrado en una película. Son unos humanos especiales, sencillos, motivadores y dispuestos a sobrevivir.
No pretendo realizar una tesis historiográfica sobre la evolución de la prehistoria en la fachada mediterránea hacia el 15.000 a.c.; ni tampoco un
estudio etnológico, antropológico y sociológico de los mismos aspectos. Estas no son mis metas. Mis objetivos son otros, bastante distantes a lo que podamos entender como una novela. No hallamos tampoco un género definido en la obra, sólo diferentes posiciones literarias que tratan de plasmar una realidad, existente o no, en un espacio tiempo determinado.
Sólo quiero argumentar cómo pudo vivir, desarrollarse, convivir, crecer, entender y morir las gentes de una época determinada. Trato de explicar y de entender el funcionamiento complejo de estas personas, y conseguir acercarme a su pasado, pero también a nuestro presente.
Seamos lógicos. No intentemos probarlo y comprobarlo todo. Juguemos a lo contrario. Dispongámonos a acceder a una historia en la que muchas cosas son posibles, dentro de la realidad que existía en la época. Abandonemos el terreno de lo que es susceptible a crítica y nademos por un mar en el que no sea necesario el timón, el motor, ni el capitán. Entremos en la percepción de jugar con el pasado, construirlo poco a poco y dotarlo de personalidad y, sobre todo, alma.

1 comentario:

  1. ...somos lo que somos, por que hubieron otros que también lo fueron... imaginar la humanidad de los que fueron es un bonito juego...

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