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jueves, 23 de febrero de 2012

La Almoina: el redescubrimiento de la Valentia republicana.

 1.- INTRODUCCIÓN.   

Excavación de la Almoina años 90.
     Desde que en el año 1985, el Ayuntamiento de Valencia decidiera actuar en un terreno cercano a los 2500 metros cuadrados, el espacio de la Almoina ha sido prospectado, excavado, estudiado, analizado, musealizado y divulgado. Cerca de veinte años han tenido que pasar para conseguir que parte de la Valentia romana, y también la visigoda y la musulmana, renazca de sus cenizas y nos muestre a los ciudadanos la grandeza que tuvo.


lunes, 7 de noviembre de 2011

LA CRÁTERA FRANÇOIS

Crátera François
       Merece un tratamiento especial la Crátera François, encontrada en 1844 en Fonte Rotella di Dolciano, cerca de Chiusi. Fue obra del pintor Kritias y del alfarero Ergótimos, cuyas firmas están en la obra. Esta crátera data aproximadamente del 565 a.c. Llegó a Etruria de forma desconocida y presenta seis registros pictóricos, cuyo tema principal es la boda de Tetis y Peleo.

miércoles, 5 de enero de 2011

LA FABRICACIÓN DE MONEDA EN LA ANTIGÜEDAD

     La moneda que hoy conocemos como la vemos día a día es consecuencia de una larga evolución histórica. Pero, ¿es lo mismo dinero que moneda?. Realmente, no. La moneda es una forma de dinero, y posiblemente la que más éxito ha tenido en la historia. Pero dinero ha sido muchas cosas en la historia: desde una vaca hasta una tarjeta de crédito.

     El dinero ha tenido tres funciones originales:
1.- Unidad de cuenta.
2.- Medio de cambio o de pago.
3.-Depósito de valor: atesoramiento de riqueza (tesaurización)

     Las condiciones necesarias para que un elemento sea considerado dinero son:
1.- Que las personas puedan transferir su propiedad.
2.- Tiene que ser mensurable, y los usuarios deben estar de acuerdo con lo que se paga y recibe de él.
3.- Tiene que ser un objeto aceptable, que todo el mundo quiera poseer.

     El primer uso que se hizo del metal como dinero data de la Edad del Hierro (1200 a.c aprox.) en Europa. Las ciudades obtenían el metal para la fabricación de la moneda directamente de las minas de su territorio, como Atenas, Laurion,... También a través del comercio, como Egina, que compraba mineral de plata a Atenas, pues ésta tenía tanto para consumo propio como para la exportación. También la guerra, el saqueo y el botín permitían hacerse con metal. Estas tres formas de aprovisionamiento de metal permitirían la circulación masiva de metal por todo el mundo.

     Para la fabricación de moneda, lo primero que necesitamos es, obviamente metal. Este metel debe convertirse en discos (cospel o flan). Para ello debe fundirse el metal en forma de lingotes de oro, plata o plomo. El plomo se mezclaba con cobre para abaratar los costes. Existían diferentes tipos de aleaciones: cobre/estaño/plomo (República Romana); cobre/zinc (latón) u oricalco para hacer sestercios en época imperial; y cobre/plata (vellón) en época bajoimperial y medieval, con solo un 25% de plata.
     Los cospeles, como el que tenemos en la imagen, los hacían artesanos expertos a través de moldes de arcilla o piedra dura donde el metal fundido se vertía en alveolos. Los cospeles también podían obtenerse en barras y despues cortarlos en láminas; o incluso también reacuñaciones de monedas que se fundían y acuñaban de nuevo.


     Otro elemento importante en la fabricación de monedas eran los cuños y troqueles donde estaban grabados los diseños. Esos cuños eran cilíndricos, metálicos y con el grabado del diseño hacia dentro, que luego lo llevaría la moneda. Los cuños eran móviles e independientes entre sí para moverlos con absoluta libertad. Eran de pequeño tamaño y, generalmente, de bronce. Se grababan al revés para que luego el diseño de la moneda apareciera correctamente en el diseño final de la misma. Éstos eran los cuños de reverso. Por otra parte, existía el yunque. Estaba clavado en un tronco de madera para resistir la fuerza del golpeo del martillo. El yunque tenía una cavidad para encajar el cuño. Una vez encajado el cuño en el yunque, se colocaría el cospel para recibir el impacto y crear así la moneda. El robo y la falsificación de cuños estaba a la orden del día, pues resultaba una actividad económica muy gratificante. Por ello, los artesanos guardaban ese instrumental en lugares de sumo cuidado.  
      El artesano-grabador era un oficio envidiable. Solo las grandes ciudades que acuñaban muchas monedas los poseían: Roma, Atenas, Alejandría,... Era un oficio irregular e itinerante, pues la moneda solo se fabricaba cuando era necesaria. Debido a esa itinerancia, las monedas de un mismo artesano podían ir a para a multitud de lugares, fabricadas de su propio cuño. 

     Pero, ¿cómo se fabricaban los cuños? Pudieron existir patrices, que eran punzones que llevaban el diseño grabado en relieve; y cuando el cuño estaba caliente, se ponía encima el patriz que se golpeaba con un martillo para que de forma inclusiva quedara el diseño en el cuño. 

     No es hasta el siglo XVII cuando aparece la mecanización con la Prensa de Volante. Era un artilugio con un tornillo central, una barra perpendicular al tornillo y dos personas en cada punta. Abajo, una persona poniendo el cuño de reverso y el yunque. A partir del siglo XVIII, las moendas dispondrán de canto para comprobarse si el usuario tenía una moneda de fábrica o manipulada. La acuñación empezó a hacerse en serie para que fuera una producción similar.

     La ceca era el nombre que recibía el lugar de acuñación y emisión de monedas. Conforme se acuñaban monedas, éstas se guardaban en cajas fuertes, igual que los cuños. Habían tres llaves diferentes para tres personas para evitar la tentación del robo. Eran el flaturarius, que fundía el metal; el aequator, que velaba por la similitud de pesos de las monedas con una balanza; y el malleatores, que golpeaba el martillo, junto al suppostor, que colocaba el cospel. Este grupo laboral recibía el nombre de Familia monetalis.

     La moneda ha sido, históricamente, una herramienta eficaz que ha permitido no solo la compra venta de productos; sino también el contacto comercial y monetal de culturas diferentes, la creación de nuevos modelos económicos, la evolución del ser humano y la posibilidad de datar e identificar yacimientos arqueológicos en un contexto cultural y cronológico adecuado.
 


 Fuente: Pere Pau Ripollés. Catedrático de Arqueología de la Universitat de València y Académico Correspondiente de la Real Academia de la Historia.

    

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Machu Picchu

     "Me quedé boquiabierto. ¿Qué era ese lugar? ¿Y cómo nadie hasta ahora había sospechado  jamás su existencia? Quizá, despues de todo, se trataba solo de una pequeña localidad aislada que había escapado de toda investigación precisamente por su inaccesibilidad". Así fue como, Hiram Bingham, descubrió el 24 de julio de 1911 la ciudad inca de Machu Picchu.

     "De repente me encontré frente a un espectáculo inesperado: muros de casas en ruinas construidas en el mejor estilo inca. Era difícil identificarlas, porque estaban en parte cubiertas por árboles y musgos... Pero en la densa sombra, oculta entre las lianas enredadas, se vislumbraban por doquier blancos muros de granito meticulosamente tallados y exquisitamente encajados". La siguiente imagen muestra como Bingham vio y encontró por primera vez el lugar.

     El arqueológo estadounidense descubrió un lugar imposible de hallar en los Alpes peruanos. Pensó en primera instancia que se encontraba con la Vilcabamba del rey inca Manco Inca Yupanqui. Luego se demostraría que no. El abundante material excavado y prospectado por Bingham fue sometido a un riguroso estudio en el 2001 por Richard L. Burger y Lucy C. Salazar. Se pudo saber que el lugar inca tenía una localización espacial cercana al 1450 hasta la derrota inca de mano de los españoles.

     La historia de la América "precolombina", dotando al término un significado eurocentrista, era mucho más inmensa y universal que el horizonte cultural que los españoles observaron al llegar a tierras de ultramar. Un largo y complicado proceso heterogéneo que había transformado, evolucionado y madurado a las culturas andinas.

     Los incas aparecieron en el panorama andino en torno al siglo XII d.c., creando lo que ellos llamaron el Tahuantinsuyo. Ésto era una especie de "macroestado", valga el anacronismo, que mediante conquistas militares, había unido en una misma cultura los actuales estados de Ecuador, Bolivia, Chile, Argentina y Perú. La capital radicaba en Cuzco, que recibía los tributos de los territorios dependientes. El Tahuantinsuyo formó un inmenso Imperio que podríamos paralelizar al Romano en nuestra civilización. Un Imperio que desarrolló una red viaria excepcional entre todos los territorios y una estructura social jerarquizada y piramidal que aseguraba su supervivencia, pero que también supuso su handicap en la conquista española.


     Machu Picchu fue el centro principal de la cultura incaica. Desde el punto de vista geográfico, se sitúa a 100 kilómetros de distancia de Cuzco, la capital; a 2438 metros sobre el nivel del mar, en la provincia de Urubamba, Perú. El asentamiento aparece encajado con enorme destreza en un limitadísimo espacio entre dos puntiagudas cimas: el Machu Picchu y el Huayna Picchu, que dominan la garganta del río Urubamba.

     El asentamiento debió presentar una población cercana a los 3000 habitantes, con cerca de 200 estructuras articuladas en un paisaje aterrazado y delimitado por muros, caminos y patios. El espacio queda dividido en sectores bien diferenciados. La zona meridional acogía el sector agrícola (derecha) constituido por numerosas terrazas que servían para la agricultura. En el sector sudeste se hallan las áreas residenciales, de hábitat humano. La zona monumental está al norte del complejo, en el Sector Urbano. En este Sector aparece el Templo del Sol (abajo izquierda), que presenta forma de herradura sobre un montículo rocoso esculpido con forma de altar. Al noroeste del Templo del Sol, aparece la Plaza Sagrada con el Templo de las Tres Ventanas, el Templo Principal (abajo derecha) y el Templo de los Sacerdotes.








 

     

     Al norte se levanta una pirámide llamada Intihuatana (derecha), que pudo ser una estela solar con forma de prisma que tuviese algún significado astronómico, o un culto solar. Otros complejos destacados son el Grupo de las Cárceles, con dos rocas enormes hincadas en vertical en el suelo; el Grupo de los Morteros, con dos afloramientos rocosos con forma de copa que pudieron servir con agua para estudiar los movimientos de los astros; y el Grupo de las Tres Puertas, tres edificaciones idénticas que dan a la Plaza Principal. Respectivamente, de izquierda a derecha, aparecen los tres grupos citados anteriormente.








     Como conclusión, podríamos decir que Machu Picchu es uno de los yacimientos de la arqueología más importantes e impactantes del siglo XX; que fue un centro cívico, religioso y ceremonial; y que como consecuencia de la temida sobreexplotación turística del yacimiento, ha sido sometidao a debates y polémicas que se inclinan en que el turismo masivo y descontrolado podría acelerar su desequilibrio geológico y ecológico de manera desastrosa.

     "El pasado debe difundirse,... y conocerse; pero sólo la responsabilidad y actitud crítica hacia ese pasado conseguirá mantenerlo en pie"

martes, 19 de octubre de 2010

La Cultura del Agua en la antigua Roma

     Roma tuvo que supeditar sus patrones de asentamiento al agua. Por esto, siempre se emplazará en emplazamientos cercanos a cursos fluviales, como es el caso de nuestra conocida Valentia romana.
     En detrimento de este importante agente, existían ya formas de abastecimiento naturales como eran los manantiales y las capas freáticas del subsuelo, de gran importancia en época republicana. Sin embargo, en época republicana, ya existe evidencia arqueológica de acueductos. El más antiguo conocido en Roma data del 312 a.c., de un total de hasta doce acueductos en la ciudad en toda su historia. Es evidente que el abastecimiento de agua era vital para la sociedad, como lo es hoy en día para la nuestra.

      En la Hispania romanizada, el procedimiento para obtener agua fue diferente. Estuvo basado, generalmente, en la perforación para obtener pozos subterráneos de la capa freática, como ocurrió en Valentia (pozo republicano de la Almoïna, actualmente musealizado). 
      Otra forma común de aprovechamiento del agua fue la llevada en las propiedades domésticas privadas. En la casa (domus), se practicaba un agujero en el techo de la cubierta, el compluvium, por el cual caía el agua de la lluvia sobre un pequeño depósito para recoger agua, el impluvium. Bajo el impluvium había, cavado en el pavimento del suelo de la domus, una cisterna a modo de pozo de la que se extraía el agua con un brocal. 
       Ninguno de estos tres procedimientos garantizaba un aporte seguro de agua. Por tanto, en períodos de sequía, se almacenaba el agua en cisternas. Ejemplos arqueológicos tenemos atestiguados en Lucentum (Alicante) y Emporion (Ampurias). En ambos encontramos enormes cisternas de bañera (a bagnarola), con dimensiones de 20 metros de largo, 1'5 de ancho y 3 de profundidad. Tenían carácter público, y se cree tuvieran origen ibérico. Estas cisternas, también llamadas piscinas, estaban constridas en opus caementicium (cemento) y revestidas con opus signinum (cal, arena y arcilla). Estaban dotadas de escaleras para descender al depósito. 
      Pero fueron, sin duda, los Acueductos, la solución a los problemas de abastecimiento. Eran el conjunto destinado a transportar agua de un lugar a otro. Una parte importante de los mismos eran sus puentes, pues sin ellos no se podían salvar los desniveles topográficos. Acueductos romanos famosos son el de Aqua Appia o Aqua Marcia.
      Pero para realizar acueductos era necesario un elemento vital: la captatio (captación) de las aguas. Muchas veces solía captarse del agua de montañas y cuevas que emanaba en los manantiales. Aunque también de ríos (el agua del río Acebeda para el Acueducto de Segovia). O también el agua se extraía de un gran embalse, como el Aqua Emerita Augusta (Mérida). El agua solía transportarse a través de tres tipos de conducción: canalis structilis, de mampostería cubierta; la fistula plumbea, tubería de plomo; y el tubuli fictiles, tubería de cerámica.
      Los acueductos, cuando el agua llegaba a la urbe, tenían un castellum que redistribuía el agua por la ciudad, como en el caso de Valentia. Estos castellum tenían drenadores que limpiaban el agua de fangos e impurezas mediante un sistema de decantación. El castellum de Pompeya es, sin duda, el mejor conservado. Era de época augústea y suminstraba Nápoles y Pompeya. Augusto, en 11 a.c., ante la pérdida de agua que se hacía impuso el calix, que era un tubería que graduaba el paso del agua a medio litro por segundo; y el epitonium, que era un grifo de tubería que controlaba el consumo de agua. El consumo de agua estaba fiscalizado y se pagaba según su consumo. Sin embargo, estos eran casos muy particulares, pues la mayoría de gente se abastecía del agua de las fuentes públicas.

Fuente: J.L. Jiménez Salvador. Profesor Titular de Arqueología de la Universidad de Valencia (desde 1987).

Las Termas y la Cultura del Baño quedarán para otra ocasión.  





viernes, 1 de octubre de 2010

Arqueología Ibérica, por Rubén Zamora.

LA ESTELA IBÉRICA DE SINARCAS

1.- Procedencia
La estela fue hallada en Sinarcas (Los Serranos) en el yacimiento del Pozo Viejo. Este yacimiento está a menos de 150 metros del casco urbano de Sinarcas, dirección noroeste. Un terreno con bastante desnivel dirección sur-norte y dedicado principalmente como zona de cultivo.
Fue descubierta a finales de Agosto del año 1941, debido a los trabajos que estaban realizándose allí para hacer un pozo de riego con un metro de profundidad.

2.- Material del soporte
La materia pétrea de la estela es piedra caliza, y que al ser extraída se partió en dos fragmentos.

3.- Tipología del soporte
Estela funeraria de piedra.

4.- Dimensiones
Según Pío Beltrán, tiene la parte conservada 78 cm. de altura, 43 cm. de anchura y 12 cm. de grosor. La cartela en la cual aparece la inscripción epigráfica mide 23 x 23 cm. y el segmento una altura de 14´5 cm.

5.- Técnica
La pieza arqueológica tiene practicada la técnica de incisión, mediante la cual se extrajo por golpeo parte de piedra para elaborar la escritura epigráfica.

6.- Tipo de letra
Ibérica levantina semisilabaria que se usó al norte del Ebro en los siglos IV-I a.c. y dejó de usarse tras la segunda guerra púnica.

7.- Dimensiones de la letra
Las letras del segmento son de 8´5 cm. y las demás van de 32 a 39 mm. Su peso total es de 85 Kg.

8.- Transcripción
BAISETÁS ILTUTÁS EBA (N – E) N – YI
SELTAR – BAN – YI
BEŔBEINAR IEUKIA (R) – YI KATUEKASKOLOITEKAŔ IEUKIAR
SELTAR – BAN – YI
BASIBALKAR YBAŔ – YI

9.- Cronología
La estela funeraria data aproximadamente del siglo I a.c.

10.- Observaciones
Nos encontramos con una estela que fue hallada en una finca rural por Alejandro Monterde, mismo propietario de esas tierras. Goza de unas características y dimensiones que, puede, lograron que no fuera destruida; y así Alejandro Monterde, aconsejado por María Vicente Pérez la remitió a Valencia a casa de Pío Beltrán, quien tras estudiarla la donó al Museo de Prehistoria de la Diputación de Valencia, donde todavía reside hoy en día.
Es una pieza de piedra caliza bastante blanda, que se gasta fácilmente, y por eso hay signos que cuesta observar.
Esta estela nos indicaría ciertamente el lugar de alguna tumba, parecida a los modelos romanos, y que pondría el nombre del difunto y su edad.
Estudiosos de esta pieza han sido muchos desde que fue encontrada: Pío Beltrán, Gómez Moreno, Domingo Fletcher y Jurgen Untermann. Hace unos cinco años la estudió Javier de Hoz, que habla de una primera línea de caracteres numéricos, y debajo seis líneas de letras de menor tamaño que desarrollan el texto ibérico.
Según éste último investigador, en la estela podría poner: “Esta (tumba) es de Baisetas, el hijo de Iltutas…”. El resto del texto es bastante difícil de entender puesto que no tenemos una piedra Rosetta como en Egipto que nos permita conocer el lenguaje ibérico con tanta precisión. Javier de Hoz cree que la hiciera un familiar del difunto a modo de dedicación a este personaje importante. Para Pascual Iranzo, autor de la obra que básicamente estudiamos, “únicamente el hallazgo de un texto bilingüe permitirá comprobarla”.

11.- Bibliografía
- Iranzo Víana, P., Arqueología e historia de Sinarcas, Ayuntamiento de Sinarcas, 2004.