jueves, 10 de febrero de 2011

UD 11: LA GUERRA FRÍA Y LA POLÍTICA DE BLOQUES


“El telón de acero.
Se presenta ahora una oportunidad clara y brillante para nuestros países respectivos. Negarse a admitirla, o dejarla marchitarse, nos haría incurrir durante mucho tiempo en los reproches de la posteridad […] la edad de piedra puede presentarse bajo las alas deslumbrantes de la ciencia […] Tened cuidado, os digo, es posible que apenas quede tiempo […] Desde Stettin, en el Báltico, a Trieste, en el Adriático, ha caído sobre el continente un telón de acero. Tras él se encuentran todas las capitales de los antiguos Estados de Europa central y oriental […], todas estas famosas ciudades y sus poblaciones y los países en torno a ellas se encuentran en lo que debo llamar la esfera soviética, y todos están sometidos, de una manera u otra, no solo a la influencia soviética, sino a una altísima y, en muchos casos, creciente medida de control por parte de Moscú […] Por cuanto he visto de nuestros amigos los rusos durante la guerra, estoy convencido de que nada admiran más que la fuerza y nada respetan menos que la debilidad […] Es preciso que los pueblos de lengua inglesa se unan con urgencia para impedir a los rusos toda tentativa de codicia o aventura.”
Winston CHURCHILL, Westminster College, Fulton Missouri, 5 de marzo de 1946.


“No necesito decirles, señores, que la situación mundial es muy seria […]. Al considerar lo que se precisa para la rehabilitación de Europa, la pérdida física de vida, la destrucción visible de ciudades, factorías, minas y ferrocarriles, fueron correctamente estimados, pero se ha hecho obvio en los últimos meses que esta destrucción visible era probablemente menos seria que la dislocación de toda la economía europea […]. […] Es lógico que los Estados Unidos hagan cuanto esté en su poder para ayudar a volver a una salud económica normal en el mundo […]. Nuestra política no va dirigida contra ningún país, ni ninguna doctrina, sino contra el hambre, la pobreza, la desesperación y el caos. Su objetivo debe ser la vuelta a la vida de una economía operante en el mundo, de forma que permita la aparición de condiciones políticas y sociales en las que puedan existir instituciones libres […]. Cualquier gobierno que esté dispuesto a ayudar en la tarea de la recuperación encontrará, estoy seguro de ello, plena cooperación por parte del Gobierno de los Estados Unidos […]. […] El papel de este país debe consistir en una ayuda amistosa en la elaboración de un programa europeo y un ulterior apoyo a dicho programa en la medida en que pueda ser conveniente para nosotros hacerlo. El programa debería ser un programa combinado, aceptado por un buen número de naciones europeas, si no por todas.”
Discurso de George MARSHALL, Universidad de Harvard, 6 de junio de 1947


“Pero en el camino de sus aspiraciones a la dominación mundial, los Estados Unidos se han encontrado con la URSS, con su creciente influencia internacional, que constituye un bastión de la política antifascista y antiimperialista […]. Los profundos cambios operados en la situación internacional y en la de los distintos países al terminar la guerra, han modificado enteramente el tablero político del mundo. Se ha originado una nueva distribución de las fuerzas políticas. A medida que nos vamos alejando del final de la contienda, más netamente aparecen señaladas las dos principales direcciones de la política internacional de la posguerra, correspondientes a la distribución de las fuerzas políticas en dos campos opuestos: el campo imperialista y antidemocrático, de una parte, y el campo antiimperialista y democrático, de otra. Los Estados Unidos representan el primero, ayudados por Inglaterra y Francia […].”
Discurso de Jdánov en la sesión inaugural de la Kominform, 1947


“Aquí, en nuestra casa, el hecho que marcará los próximos años será también una revolución. Hoy en día hay quienes dicen que los combates se han acabado, que todos los horizontes se han conseguido ya, que todas las batallas de han ganado, que ya no hay frontera en América.
Yo os digo que la nueva frontera está aquí, que la podemos querer o no. Más allá de esta frontera están los campos inexplorados de la ciencia y del espacio, los problemas no resueltos de la paz y la guerra, las bolsas de ignorancia y de prejuicios que aún no se han reducido, la contradicción entre la pobreza y la superproducción.”
Discurso de J.F. Kennedy en la Convención Demócrata del 15 de julio de 1960.


“Desarrollar una democracia socialista que confiera al ciudadano más derechos, libertad e influencia que en las democracias parlamentarias o en la burocracia estalinista. El ciudadano ejercerá el poder a través de la democracia representativa y de democracia directa…Garantizar la independencia de los sindicatos y el derecho de huelga…En política exterior mantener las relaciones con la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y la desarrollada por el Pacto de Varsovia.
Federación entre checos y eslovacos. Programa de acción o de renovación socialista, 5 de abril de 1968.


“A las 1.11 la emisora de Berlín oriental anunciaba que las autoridades, siguiendo el consejo de sus socios del Pacto de Varsovia, reforzarían la vigilancia de la frontera con Berlín oeste. El 18 de agosto de 1963 comenzó a levantarse el muro, una mole de placas de hormigón a lo largo de 155 kilómetros, con zonas de hasta cuatro metros de altura. El 23 de agosto solo quedaban siete pasos fronterizos, entre ellos el más conocido, el Checkpoint Charlie. Brandt, que era alcalde de Berlín [occidental] en 1961, recuerda en sus Memorias cómo Kennedy se encontraba en su yate cuando se anunció el levantamiento del muro, y se preocupó principalmente por si se habían infringido los derechos de los aliados. «Puedo movilizar a la Alianza si [Kruschev] hace algo contra Berlín oeste, pero no si lo hace en Berlín este», dijo.”
ANA ALONSO, «A 40 años del muro de Berlín, símbolo de la guerra fría». El Mundo digital, 2001

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